martes, 20 de septiembre de 2011

DEL MODO DE GOBERNAR LA LENGUA

todos tenemos la inclinación de hablar mucho, y expresa sobre todo nuestra soberbia y presunción para que otros nos admiren y lucir nuestras ideas, por ello no hay que hablar mucho, sino mas bien hablar lo necesario. el no poder refrenar la lengua es un vicio que requiere extirparlo, pues “el que habla mucho esta propicio de caer en pecado”.
no es bueno alargarse en discursos o razonamientos prolijos, para no exceder los límites de la modestia.
huyamos de hablar en alta voz y sobrada eficacia, pues ambas cosas reflejan vanidad.
Es necesario examinar todo lo que vamos a decir antes que del corazón pase a  la lengua.
el ejercicio del silencio, no permite tener gran virtud, pues “ el que domina su lengua, domina su cuerpo”, de esta forma se lograrán grandes victorias , y se obtiene una gran inclinación por las virtudes .
por ello es propicio ejercitar esta virtud, callando cuando se tuviera ocasión de hablar, siempre y cuando que con ello no se afecte el prójimo. procuremos huir de las conversaciones profanas, acordémonos del gran enemigo que tenemos interiormente y fuera de nosotros, eso nos ayudará dejar sin dificultad las conversaciones y discursos inútiles.

lunes, 20 de junio de 2011

El desaliento después de las caídas

Por: Pavlusha Luyando Joo
Extracto del libro "Combate espiritual " de TISSOT
Nuestra salvación tiene dos peligros: la presunción en la inocencia y la desesperación después de las  caídas.
De los dos el segundo es el  más peligroso, porque el alma vencida en desaliento, se sumerge fácilmente en el abismo del mal. Como si una cadena de plomo estuviera en nuestro cuello que nos hunde al fondo de las aguas.
Con un arrepentimiento confiado, nada se habría perdido; pero después de una falta, que en muchos casos no pasaba de ser una sorpresa, el demonio de la desesperación se insinuó en el alma desconcertada, y esgrimiendo argumentos a cual más desalentador, concluía por conseguir que brotara el pensamiento aplastante de Caín: Mi iniquidad es demasiado grande, para que merezca perdón (Gén 6, 13).

El príncipe de las tinieblas se adueña del alma, la dirige, la empuja y la precipita donde quiere: operatur in filios diffidentiae (Efes 2, 2); le ha comunicado dos de sus más diabólicas disposiciones: el alejamiento de Dios por el pecado y el miedo a Dios por el desaliento. Incluso aprovecha las faltas más pequeños para llevar al individuo a la desesperación.

Todo el mal que hacemos no es nada a comparación de la falta de confianza en Dios, «..Hay, que perderlo todo antes que perder el ánimo, la esperanza y la resolución» (San Francisco de Sales)
No hay que desanimarse ante nuestras imperfecciones, sino es necesario levantarse y luchar contra ellas cada día, hasta el momento de nuestra muerte.

jueves, 16 de junio de 2011

COMBATE ESPIRITUAL

Por: Pavlusha Luyando Joo
luyandojoo@yahoo.com

En la tentación es importante ver las causas, que pueden ser externas o internas.
Si la tentación  es externa, hay que cerrar los sentidos: evitar ver, no escuchar, hablar o razonar sospechosamente, es necesario también evitar visitas tentadoras; etc.
Los malos pensamientos también nos pueden jugar una mala pasada pues todo acto empieza con una idea o pensamiento. Es mejor evitar las ideas tentadoras redireccionando la atención en otro objeto, de esa forma se evita la fijación  hacia el objeto tentador.El mejor remedio para evitar a los malos pensamientos  es la oración y la meditación.
Cuando vengan malos pensamientos inmediatamente hay que ponerse a orar, las jaculatorias son una gran ayuda :¡Dios mìo ven en mi auxilio!, ¡no permitas que caiga!
Muchas veces el raciocinio crítico hacia una tentación no es el mejor remedio para no caer en ellas. El entendimiento arroja estos pensamientos por una parte y por otra los excita y los llama, poniendo la voluntad en peligro.
El remedio más seguro de no caer y defenderse es  evitar la imaginación del objeto tentador , pues en el caso de escuchar un relato, pensaremos en ellos aunque no queramos. Esto es importante para los tienen apostolados de enseñanza; es mejor no mostrar en imágenes elementos tentadores, El remedio para evitar los malos pensamientos y toda tentación, es recordar la pasión de Jesucristo.
Si forjamos la humildad venceremos todas las tentaciones.

lunes, 2 de mayo de 2011

EL HOMBRE TENTADO


Por:  Pavlusha  Luyando Joo
Lima-Perú

El que tiene la experiencia puede aconsejar mejor.
Las almas probadas tienen experiencia, lo cual  les facilita entender mejor a los que debe ayudar.
La experiencia enseña mucho, hay un dicho antiguo que dice: “No hay mejor cirujano que el bien acuchillado”.
El que no es tentado ¿Qué puede saber?, En cambio el hombre que ha sido tentado, ese sabrá mucho y será hombre  de  muchos  medios  para  ayudar al prójimo  y enderezar almas.
Una de las cosas principales que hay que hacer en tiempo  de tentación  es  mostrar  buen ánimo  y perseverancia y hasta alegría,  pues el enemigo  se debilita  cuando  nos ve  fuertes  y  perseverados.
El enemigo  se  agranda  cuando sentimos  temor y flaqueza, pero al vernos fuertes sale despavoridos.  Por ello la tentación es un medio de aprendizaje imprescindible, es la escuela espiritual más importante mediante la cual  aprendemos a  resistir.

sábado, 23 de abril de 2011

¿Qué es espiritualidad?

Por:  Pavlusha Luyando
Lima-Perú

La espiritualidad es el comportamiento que Dios me exige, tanto en la vida religiosa (oración, obras, apostolado, misa, perseverancia, estudio de la palabra) como en la vida cotidiana (comportamiento, fortalecimiento de la iglesia doméstica; es decir el hogar, hacer la voluntad de Dios en el hogar).
El gran problema de la persona creyente, es la falta de espiritualidad ; lo que  hace vulnerable y puede  convertir al individuo en un personaje circunstancial y voluble; que va donde sopla el viento, de esta forma se es mas proclive a abandonar la  Fe
Por ello el verdadero discípulo es el que sigue a Cristo no por sus milagros; sino mas bien por lo que es, y continuamente se preocupa de renovarse y profundizar su fe, pero mas aún cuando hace la voluntad de Dios